El gallo produce un sonido llamado canto (descrito mediante la onomatopeya «quiquiriquí» o «kikirikí»), siempre que no esté castrado (pollo capón). El gallo canta durante todo el día, si bien concentra sus cantos en ciertos períodos del día, como son el amanecer, para lo que está programado genéticamente, el mediodía, la media tarde y a mitad de la noche, entre las tres y las cinco de la mañana. Estos cantos y los esporádicos que se suelen dar a lo largo del día, fuera de los períodos descritos, sirven como desafío territorial a otros gallos, para atraer a las hembras cercanas y como señal de aviso en general. También puede deberse a algún disturbio a su alrededor. Normalmente es un sonido más de tipo violento o alerta.
El gallo emite además otros sonidos, esta vez ya parecidos a los que emite la hembra de su especie, llamado cacareo, y la onomatopeya usada para describirlos es «clo-clo» o «cocó». Este sonido lo emite sobre todo cuando se propone fecundar a alguna hembra, o cuando ha encontrado comida, para llamar al resto de su familia. Este sonido es más de tipo tranquilo y familiar.
Es importante destacar que este comportamiento es mucho más usual en aves rurales, es decir, libres, si bien el canto lo emiten siempre.